Tratamientos en Odontopediatría
¿Qué es la caries?
La caries, provocada por la placa bacteriana, es una infección del diente que avanza rápidamente desde la superficie del diente (el esmalte), produciendo la desintegración de éste y del tejido que hay bajo él (la dentina). La zona afectada del diente adopta un tono oscuro y, finalmente, se produce una excavación.
Su origen tiene varias causas. Los cuatro grandes factores involucrados en la producción de la caries son la predisposición del paciente, su dieta (rica en azúcares), los microorganismos y el tiempo de interrelación entre todos ellos.
¿Cómo se previene la caries?
Es fundamental crear hábitos de higiene oral, cepillando adecuadamente los dientes después de cada comida, empleando para ello la técnica y el tiempo adecuados.
El flúor fortalece el esmalte de los dientes. Por ello es conveniente complementar el cepillado con enjuagues de flúor y con fluorizaciones periódicas en la consulta, todo según las recomendaciones del Odontopediatra.
Resulta también conveniente realizar, en las muelas definitivas de los niños, el sellado de los surcos.
Los selladores de fisuras no son empastes, son un tratamiento preventivo que se aplica cuando el diente está sano. Consiste en un revestimiento protector plástico que se aplica a la superficie de mordida de los dientes posteriores y que forma un escudo de protección que evita que la comida y las bacterias entren en las pequeñas cavidades de los dientes y ocasionen caries.
¿Cómo se trata la caries?
La caries no cura espontáneamente, sino que da lugar a una destrucción progresiva e irreversible del diente y a infecciones de los tejidos de alrededor.
A veces una mancha blanca (estadío inicial) puede remineralizarse con flúor.
Las caries pequeñas, tratadas a tiempo, no representan ningún peligro para la salud. Pero la inflamación generalizada de los dientes puede comportar un grave riesgo para la misma. Los focos infecciosos dentarios no tratados conllevan un riesgo de diseminación a distancia de la infección pudiendo ser origen de enfermedades cardiacas, de alteraciones del riñón (glomerulonefritis) o de fiebre reumática.
Para su tratamiento en primer lugar se limpia la caries, eliminando todo el tejido afectado. Para evitar el dolor, suele administrarse anestesia local. Después se rellena la cavidad con distintos materiales. Por último se pule el material de obturación empleado. Con carácter preventivo se puede aplicar un gel a base de flúor.
Es muy importante tratar toda caries con prontitud, antes de que destruya la dentina y alcance la pulpa, donde se encuentran los nervios y vasos sanguíneos del diente, o incluso afecte al hueso de los maxilares. Cuando se afecta la pulpa, en dientes permanentes, ya no se puede resolver con un empaste, sino que hay que hacer una endodoncia. Consiste en limpiar la cavidad pulpar del interior diente, eliminando el nervio y los vasos sanguíneos, y rellenarla posteriormente con un material especial, la gutapercha. Como el diente desvitalizado queda más debilitado después de la endodoncia, suele ser necesario colocarle una corona para evitar que se fracture.
En niños, hay que ver el desarrollo de la raíz del diente, si no se ha completado, es necesario un tratamiento de apicoformación para cerrar el ápice antes de la endodoncia.
En dientes temporales con afectación pulpar, se valorará un tratamiento de pulpotomía o pulpectomía.
En casos de gran destrucción del diente, la única solución es la extracción y colocación de mantenedores de espacio o restauración con prótesis o implantes (según edad)
Los dientes de leche ¿Hay que tratarlos?
Sin duda. Es un gran error pensar que, puesto que algún día se caerán, no hay que preocuparse demasiado por su cuidado.
El avance de las caries en los dientes temporales del niño es más rápido y afecta al tejido nervioso más deprisa que en los dientes permanentes. Las consecuencias son:
- Dolor e inflamación.
- Pérdida prematura del diente, con lo que se mueven los vecinos y no dejan sitio para los dientes permanentes que salen detrás.
- La infección de la caries puede afectar al diente permanente que se está formando, retrasando o acelerando su salida, desplazándolo e incluso afectando a su esmalte.
Si no hay más remedio que extraer un diente de leche, porque esté muy afectado, hay que colocar un mantenedor de espacio para que los dientes vecinos no se desplacen.
Los hábitos higiénicos deben adquirirse en cuanto salen los primeros dientes. No se debe mojar el chupete o el biberón en azúcar, miel o similares ya que esta costumbre puede dar lugar a la aparición de caries muy extendidas por toda la boca.